Información, consentimiento y paciencia son clave para adentrarse en la exploración de la práctica del coito. Por qué no hay una única primera vez.

Cuando hablamos de iniciación sexual, es importante tomarse un instante para pensar a qué nos referimos. En términos sociales y culturales “la primera vez” está asociada a la práctica de la penetración y conlleva una carga pesada sobre lo que se espera o lo que se exige que cada uno haga. Las expectativas que se ponen en juego alrededor de este tema están vinculadas a las presiones sociales que existen y que muchas veces aceleran, entorpecen o demoran las experiencias individuales.

Si bien concibo la sexualidad desde una perspectiva más amplia, hoy nos vamos a detener en las primeras experiencias de coito (penetración pene/vagina) para poder ubicar de qué se trata en realidad y enfocar la energía en las conductas que pueden aliviar la ansiedad, que genera comenzar a explorarla.

Por un lado, debemos garantizar un método anticonceptivo adecuado, es decir cómodo y seguro, porque lo que se pone en juego aquí es el riesgo de un embarazo no planificado. El uso del preservativo es el único método que nos previene, además, de infecciones de transmisión sexual (ITS). Ensayar el uso correcto antes del encuentro puede ser útil para no sumar factores de estrés.

También es fundamental reconocer el deseo propio y del otro, es decir que todo sea realizado con consentimiento de las dos partes. Para esto es importante mantener la calma. El placer sexual no está directamente asociado a la penetración, hay muchas maneras de gozar que no la incluyen y nadie debería apresurarse por sentirse presionado. Debe ser una elección personal y libre.

Una vez tomada esa decisión a conciencia, debemos tener presente que la penetración es una práctica más, como el sexo oral o manual, y que debe suceder dentro de un contexto erótico. Estar bien excitados es clave para pasarla bien. La falta de lubricación vaginal puede generar molestias e incluso dolor, que es lo que no queremos que suceda. En las personas con vulva, puede pasar que, aunque esté excitada, por diversos motivos, no lubrique. En esos casos, acudir al lubricante artificial es la mejor opción y no implica nada malo. Se coloca por encima del preservativo y/o en la vulva y entrada vaginal. Es importante colocarlo en su justa medida, porque también el exceso puede disminuir la sensibilidad. Si ponemos demás, secar con papel higiénico o toalla limpia.

En las primeras experiencias de penetración vaginal vamos a ir siempre de menos a más. Pueden pasar varios encuentros hasta que la persona que va a ser penetrada se sienta cómoda. Comenzar introduciendo un dedo, luego otro y sólo avanzar cuando no haya molestias.

Un dato no menor es que con las piernas estiradas se expande el canal vaginal. El Misionero, con la persona que penetra arriba, es una buena posición para las primeras experiencias. La comunicación entre ambos, a través del lenguaje verbal o corporal, es muy importante para saber hasta donde ir. Evitar la contracción de los músculos de las piernas y de la pelvis también será de gran ayuda. Muchas veces sucede como reflejo, sin darnos cuenta, por eso lo ideal es poder registrar lo que estamos haciendo en ese momento y si fuera el caso, descomprimir esas zonas para evitar sentir dolor.

Por fuera de las recomendaciones técnicas, lo más importante es saber que nada en la vida es como lo vimos en el cine o en la tele. El porno no es una referencia de lo que puede pasar en la realidad y mucho menos, en los primeros encuentros con otros. Tampoco aconsejo el alcohol o las drogas como recurso para desinhibirnos, porque por un lado perdemos lucidez para dar nuestro consentimiento y además, en estados alterados de conciencia disminuye el uso de preservativo.

Recordá que la sexualidad es un proceso en construcción permanente que se erige sobre la base de las creencias, la educación, el autoestima y las experiencias que vamos acumulando, nunca debe ser una exigencia propia ni ajena.

Lo mejor es sabernos informados, ser curiosos, conocer de anatomía, zonas sensibles. El mundo que se abre con la exploración del sexo y la propia sexualidad es vasto y hay toda una vida para recorrerlo. Respetarnos y potenciarnos con otro son de las cualidades humanas más preciadas y la sexualidad es tan variada que no hay una única primera vez.