Una forma de vincularse no es mejor que otra. Se trata de permitirse encontrar el modo más auténtico para cada uno.
Una relación a medida es cualquier relación en la cual las partes decidan abiertamente lo que cada una quiere respecto a la relación y de qué manera irá evolucionando el vínculo con el tiempo, es decir, se irá re-pactando. La base fundamental de las relaciones a medida son el autoconocimiento, el consentimiento y la honestidad. Podremos construirlo sobre la posibilidad de vincularse con seguridad y capacidad de diálogo. El desafío está en poder tener el tipo de relación que nos cierre en función de nuestras creencias y de nuestros valores.
Hoy ya no es el juez o el cura quien nos señala nuestros derechos y obligaciones dentro de una relación. Hoy los contratos los podemos definir nosotros mismos. Esto por un lado nos genera autonomía y libertad pero por otro nos lleva a tener que respondernos preguntas que quizá nunca nos hemos tomado el tiempo de analizar en profundidad.
¿Qué implica para mi la fidelidad? ¿Qué una traición? ¿Qué concepción tengo del sexo?¿Nuestro contrato excluye intercambios de algún tipo con otras personas? ¿Considero al sexo sí o sí asociado al amor? ¿Creo que se puede amar a más de una persona a la vez? ¿Cuál es el límite de ese contrato sexual de la pareja? ¿La actividad sexual con un otro? ¿El amor?
Detengámonos en la traición. La infidelidad está tan demonizada socialmente, que muchas veces, podemos tolerar diversas situaciones injustas pero que al sostenerse la exclusividad sexual sentimos que hay un mérito mayor.
¿Por qué, entonces, lo sexual es el límite a la tolerancia dentro de un montón de otros dolores en una relación? Esther Perel, especialista de pareja, arroja luz sobre el tema de la infidelidad y nos dice que se le suele asignar cierta superioridad moral al hecho de no acostarse con otras personas, mientras se toleran otras conductas abusivas.
Le otorgamos a la infidelidad un estatus especial dentro de la jerarquía de faltas. En palabras de Esther Perel, “la traición viene en muchas formas y la traición sexual es sólo una de ellas”. Vemos muchas parejas sosteniendo vínculos “fieles” pero que se traicionan cada día de diversas formas. Y no siempre el “tercero” es una persona con la que se mantiene relaciones sexuales, también puede ser el trabajo, el consumo de una sustancia, el bingo, etc.
A la hora de establecer acuerdos dentro de la pareja se ven involucrados diversos rubros: el tiempo, las prioridades, el dinero, las actividades y tareas que se comparten, y el sexo. El sexo por fuera y el sexo por dentro. Con consenso, honestidad y empatía.
Animarnos a abrir ese diálogo contribuye a formar un vínculo honesto, auténtico, valioso y sólido. Requiere además coraje para mostrar nuestras contradicciones, nuestros deseos, nuestros miedos. Tener el valor de decirnos: “Entiendo que uno pueda desear o fantasear con otra persona más allá de la pareja, pero me da pánico perderte”, por ejemplo. Muchas veces al abrir una pareja, no es el hecho de poder tener sexo con otras personas lo excitante, sino tener ese nivel de confianza y transparencia para hablarlo. Y hablarlo ni siquiera implica necesariamente llevarlo a la práctica.
Pero, insisto, se construye a partir del diálogo y de las experiencias, y de permitir que nuestras relaciones crezcan y se adapten con nosotros. Poder relacionarnos de manera honesta y consensuada, entendiendo que el otro no es de mi propiedad, sino una persona libre con la que me relaciono de una manera comprometida y responsable.
Algunos puntos a tener en cuenta si vas a iniciar el diálogo:
- La pareja tiene que estar sólida. Abrir una relación no es algo que se hace en momentos de crisis.
- Es para los dos lados igual.
- Surgirán preguntas acerca de si se cuentan o no se cuentan, si lo van a hacer juntos o separados, si la no exclusividad involucra personas en común, si hay acuerdo en cantidad de encuentros, dónde pueden ser esos encuentros, etc
- Es importante hablar sobre la jerarquía de la relación o si se tratará de muchos vínculos horizontales
- Y, sobre todo, y lo más importante: el acuerdo sobre el cuidado y la prevención de embarazos y de infecciones de transmisión sexual.
Las relaciones no se tratan de “hacer lo que queremos”, sino más bien sobre hacer lo que pactamos. Todo vínculo tiene límites y toda libertad trae responsabilidades.
*Cecilia Ce es psicóloga, sexóloga y autora de los libros Sexo ATR y Carnaval toda la vida (editorial Planeta). En Instagram: @lic.ceciliace
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