Una mayor exposición a redes sociales y el consumo de pornografía producen alteraciones y distorsiones sobre el cuerpo. ¿Qué conductas pueden aparecer como consecuencia de esto y cómo superarlas?
La imagen corporal es la representación interna que tenemos de nuestro propio cuerpo. Está compuesta por tres aspectos:
- Un aspecto perceptual, que son las características perceptivas como el tamaño, la forma y las partes.
- Un aspecto cognitivo, que incluye los pensamientos, las expectativas y creencias sobre nuestro cuerpo. Todo lo que fuimos incorporando de “lo que debería ser”.
- Un aspecto emocional, que incluye el grado de satisfacción con nuestra figura y con las experiencias que nos proporciona nuestro cuerpo.
A partir de nuestras experiencias y vivencias, vamos formando un juicio, es decir, una valoración interna sobre nuestro cuerpo. Las burlas, el bullying o el valor que se le dio en casa a lo físico impacta en esta construcción.
Hoy sabemos también que una mayor exposición a redes sociales y el consumo de pornografía producen alteraciones y distorsiones sobre nuestra imagen corporal, impactando en el ánimo y en la autoestima. A la hora del sexo, la relación que tenemos con nuestro cuerpo juega un papel central.
¿Qué conductas pueden aparecer? Muchas personas tienen sexo con la luz apagada para no ser vistas o para no verse a sí mismas. Algunos manifiestan que no pueden desnudarse, o que no permiten ser acariciados. Hay quienes interrumpen un encuentro sexual porque se vieron en el reflejo de un vidrio o de un espejo. Otras personas directamente evitan las relaciones vinculares y sexuales porque no se sienten bien con su cuerpo. También están quienes rechazan a sus parejas porque no les creen que sean deseadas, negándole al otro lo que está eligiendo.
Además de las conductas asociadas, la preocupación por la imagen corporal se traduce en pensamientos que ocupan muchísimo espacio mental y tienen carácter intrusivo. Es decir que se imponen en nuestra mente de manera automática y fuera de control. Al ser pensamientos de carácter negativo, despiertan emociones de rechazo, culpa, vergüenza y ansiedad lo que produce una interferencia en nuestra actividad erótica y obstaculiza la respuesta sexual.
Es por eso que una baja autoestima y alteraciones de la imagen corporal están relacionadas con falta de deseo y dificultades para alcanzar la excitación y el orgasmo.
En la cama se trata de poder conectar con lo que el cuerpo nos permite sentir. El problema es que cuando la alteración de la imagen corporal opera como un pensamiento intrusivo que interfiere en el momento sexual, esto inhibe la respuesta sexual, es decir, inhibe la respuesta fisiológica que nos permite excitarnos por lo cual se bloquea la capacidad de poder sentir placer. Se genera un círculo vicioso donde nos peleamos con nuestro cuerpo y luego ese mismo cuerpo no puede sentir. Entonces no logramos modificar la experiencia, es decir, no logramos sumar vivencias donde lo corporal nos dé satisfacciones y nos quedamos perdidos dentro de una mente que no para de criticarnos.
Por eso es importante empezar con simples ejercicios de conciencia y conexión corporal. Empezando por una actividad física que nos guste y motive, luego podemos comenzar a incorporar lo que se denominan ejercicios de escaneo corporal, momentos de contacto como el ejercicio de colocarse una crema en todo el cuerpo. A la vez iremos trabajando con terapia cognitivo conductual las creencias que sostienen a los pensamientos automáticos, reconocerlos y poco a poco ir modificándolos.
Es importante poder hacer un trabajo de sanación respecto de nuestro cuerpo, previo al trabajo sexológico en si. Es decir que si mi problemática sexual está asociada a problemas con la imagen, primero debemos trabajar la relación corporal para luego poder trabajar cuestiones sexológicas más puntuales.
*Cecilia Ce es psicóloga, sexóloga y autora de los libros Sexo ATR y Carnaval toda la vida (editorial Planeta). En Instagram: @lic.ceciliace
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