Deseo y Estrés

Radio TANGA – episodio 002 – Deseo y estrés: 15 de enero 2023

 

Consulta

Hola Lic!

Tengo 30 años, hace 5 en pareja.

Soy medica estuve haciendo la residencia desde 2018 hasta 2021 (pandemia de por medio).

Durante la pandemia situaciones muy estresantes, mucha ansiedad, terminé medicada con escitalopram y clonazepam.

Me bajo la libido mal (ya venía en baja por el estrés pero con el escitalopram se fue al carajo) y empecé con dificultad para alcanzar orgasmo cosa que antes no me sucedía

Luego de salir de determinada situación de estrés a fin del año pasado fuimos descendiendo y finalmente suspendiendo los psicofármacos.

Pero la libido nunca volvió a ser la misma. Creo que es más por estrés que por otra cosa, pero la verdad ya casi nunca tengo deseo de tener sexo.

Obviamente llevó a problemas de pareja, se hablé y él dice que entiende.

Pero cuando es fin de semana, sobre todo que sé que él quiere tener sexo, me siento presionada y esto ya hace que no quiera saber nada

Deseo espontáneamente no tengo casi nunca.

Si me lo propongo y le pongo mucha mucha onda y la situación acompaña (por ejemplo no tener que trabajar temprano al día siguiente, que no esté cansada, etc etc) puedo coger y acabar.

El tema es que como mucho esto lo puedo hacer una vez al mes porque ponerme en toda esa situación me demanda mucha energía psíquica y esfuerzo que casi nunca tengo.

Ya va casi un año de esta situación y no sé qué más hacer.

Mi pareja me entiende y todo, pero obviamente este tema deterioró la relación.

El me plantea que «yo antes no era así, que siempre quería coger» (lo cual es cierto 100%). Extraño ser como era antes respecto al sexo, pero a su vez es como si esa parte de mí ya no existiera

Bueno ojalá puedas responder, gracias, tu trabajo es excelente y me da esperanzas

Estrés y deseo sexual

En esta oportunidad vamos a hablar de estrés y su impacto en el deseo sexual. Entendemos al deseo sexual como multifactorial, es decir, que contempla aspectos biológicos, psicológicos, vinculares, sociales, culturales, económicos y religiosos. A su vez, el deseo sexual se caracteriza por depender del contexto, ser personal y variable. Puede ser motivo de consulta, como vimos anteriormente, cuando genera angustia.

Estrés, sexualidad y personal de salud

Algunas investigaciones realizadas antes de la pandemia sobre el estrés en personal de salud arrojan los siguientes resultados:

  • Estudios donde se evalúo la vida sexual de estudiantes de medicina arrojaron que el 60% de las mujeres presentaba un problema sexual, siendo el más prevalente la falta de deseo.
  • La prevalencia de problemas sexuales en los médicos en formación fue mayor que la de la población general de la misma edad, especialmente en mujeres.
  • Se observaron tasas más elevadas de depresión y enfermedades psiquiátricas en estudiantes de medicina, mostrando una mayor frecuencia a medida que el estudiante avanzaba en el plan de estudios.
  • Otro estudio realizado en Francia buscó evaluar el deseo sexual de médicos y residentes, y el efecto del Burnout provocado por el estrés diario relacionado al trabajo. Encontraron que de una población de 262 personas (131 hombres y 131 mujeres, edad media 25,1 años) un 46,9% reportaron un alto puntaje de burnout; un 52,3% un alto puntaje de despersonalización y un 45,8% un bajo puntaje bajo de desempeño profesional. En cuanto a las puntuaciones referidas a sexualidad, el 21% de los hombres padecía bajo deseo sexual, siendo el 70% en el caso de las mujeres.
  • Un estudio realizado por la Universidad de Cuyo en el año 2011, arrojó resultados muy similares al anterior: el 62% de la población estudiada afirmó que desde el inicio de la actividad laboral disminuyó la frecuencia y calidad de sus relaciones sexuales, primordialmente en residentes. Las principales causas las atribuyeron al exceso de trabajo (36,4%), cansancio extremo (64,8%), falta de tiempo (38,6%), ausencia de ganas o deseo (25%) y desinterés (2,3%).

El Síndrome de Burnout es el resultado de un prolongado estrés laboral que se manifiesta como agotamiento físico y mental generalizado. También puede reflejarse en dolores musculares, migrañas, problemas gastrointestinales y, en el caso de las mujeres, desregulación del ciclo menstrual. Algunas señales de agotamiento mental pueden ser el estrés y la ansiedad, actitud de indiferencia, desapego, irritabilidad y desmotivación. El Burnout afecta principalmente a trabajadores de la salud y del ámbito educacional.

Cómo impacta el estrés en la sexualidad

El estrés es un mecanismo de cambios y respuestas que se activan desde el sistema nervioso central y nos preparan físicamente para responder ante un estresor, es decir, una amenaza. El estrés, entonces, sería la respuesta frente a un estresor.

Los estresores se pueden dividir en dos tipos: agudos o crónicos. Los agudos hacen referencia a amenazas que poseen un principio, un intermedio y un fin claro. En cambio, los estresores crónicos, son aquellos de menor intensidad, pero mayor duración. Algunos autores denominan este grupo como las “molestias diarias” y estudiaron que estos estresores crónicos como, por ejemplo, presión laboral o preocupación financiera, tienen un efecto de mayor impacto negativo que los factores estresantes más graves, pero menos comunes. Estos efectos negativos sobre la salud también afectan la sexualidad de la población general y especialmente en mujeres. Las mujeres reportan índices más altos de estrés y de problemas de salud relacionados al estrés que los hombres. Mujeres que reportaron altos niveles de estrés (medido por factores estresantes diarios) tuvieron niveles más bajos de excitación genital en respuesta a un estímulo  erótico, que mujeres que reportaron niveles promedio de estrés.

Mas de la mitad de las mujeres estudiadas afirman que el estrés, la depresión y la ansiedad disminuyen su interés por el sexo. A su vez, se descubrió que las mujeres con alto nivel de estrés crónico también poseen niveles más altos de cortisol y reconocían mayores niveles de distracción.

¿Qué es la distracción y por qué es tan importante?

Psicológicamente el estrés puede interferir con la actividad sexual a través de cambios emocionales y cognitivos que distraen al individuo de concentrarse en las señales sexuales. Estas respuestas psicológicas pueden desviar la atención del participante hacia los estímulos estresantes y alejarlos del estímulo apropiado.

El cuerpo y la mente en modo alerta

Es por este motivo que en un contexto de estrés u amenaza, el cuerpo y el cerebro están más ocupados en preparar al organismo para sobrevivir y no para tener una actividad sexual.

Cuando existe un estresor se activa la respuesta simpática de lucha o huida y se genera una descarga, completando de esta forma el ciclo. Esto no ocurre frente a estresores crónicos o diarios, por este motivo es necesario crear tiempo, espacio y estrategias para descargar el ciclo de respuesta ante el estrés.

Métodos más efectivos para bajar el estrés:

  1. Actividad física
  2. Respiraciones profundas y lentas.
  3. Dormir.
  4. Interacción social positiva.
  5. Meditación.
  6. Expresión emocional: reírse, llorar, gritar.
  7. Expresión creativa

Estas estrategias ayudan a reducir el estrés, promoviendo una mayor salud general y sexual.

Conclusión

Tal como se mencionó inicialmente el deseo depende del contexto. La falta de deseo no significa una problemática del individuo, sino necesidad de cambio del contexto, ya que existen algunos que son más adecuados para la activación del deseo sexual. Es importante cambiar la perspectiva, el foco hacia el contexto y de forma individual pero también en conjunto con la pareja, tomando una posición de responsabilidad hacia el cambio de contexto.

También recordemos que la necesidad de cambio con relación al deseo tiene que ver con una decisión personal. Que la otra persona tenga un mayor deseo no significa una disfunción de uno mismo, a menos que eso genere malestar.

Bibliografía consultada

Habis, C., & Maalouf, R. G. (2019). Impact of stress and burnout on the sexual desire of trainee doctors at Hôtel-Dieu de France Hospital: A single-institution survey. L’encephale, 45(5), 371-375.

Hamilton, L. D., & Meston, C. M. (2013). Chronic stress and sexual function in women. The journal of sexual medicine, 10(10), 2443-2454.

Parera, J., Suso, A., Santolín, L., Salomón, S., & Carena, J. (2011). Sexualidad en el Personal de Salud. Revista Medica Universitaria; Facultad de Ciencias Medicas, Universidad Nacional de Cuyo: Mendoza, Argentina, 7

Nagoski, E. & Villegas, B. G. (2021). Tal como eres: la sorprendente nueva ciencia que transformará tu vida sexual. Neo Person.

Nagoski, E. (2021). Hiperagotadas. Editorial Planeta Mexicana, S.A. de C.V.

Shindel, A. W., Ferguson, G. G., Nelson, C. J., & Brandes, S. B. (2008). The sexual lives of medical students: a single institution survey. The journal of sexual medicine, 5(4), 796-803.

van Anders, S. M., Herbenick, D., Brotto, L. A., Harris, E. A., & Chadwick, S. B. (2022). The heteronormativity theory of low sexual desire in women partnered with men. Archives of Sexual Behavior, 51(1), 391-415.