Discrepancia Sexual

Radio Tanga – Episodio 012 – Discrepancia sexual: cuando uno quiere y el otro no

 

Consulta #1

Buenas Lic. Bueno… Tengo pareja hace 4 años. Antes estábamos «bien» sexualmente hablando y hoy en día estamos «mal». Pongo esto entre comillas pq yo no lo veo así, pero la cuestión es que él quiere coger todo el tiempo y si no lo hace se frustra y se pone mal y para mí no está mal.

Yo capaz que tengo ganas una vez por mes y para él eso es rarísimo. Antes pensaba que lo engañaba, ahora sabe que es pq yo soy así pero me metió tanto el dedo en la llaga que me he hasta preguntado por mi sexualidad. También me pregunto si dejar de convivir es la solución, la verdad que no sé pero yo nunca tengo ganas y no sé si es un problema mío o es algo con él o simplemente es así y listo.

Bueno te mando un beso, gracias por todo!!! 

 

Discrepancia sexual

Cada pareja es diferente y el deseo es completamente personal y diverso. Pero me atrevo a compartirles algunos conceptos y estrategias que uso en las sesiones con las parejas que consultan por este tema.

Siempre que hay una problemática de discrepancia yo lo trabajo con la pareja, es una cuestión que involucra a ambos y en la que van a tener que trabajar, modificar y aceptar cosas ambas personas.

Empecemos por diferenciar algunos conceptos que giran en torno a este tema.

Por un lado, tenemos el deseo, las ganas, que para mi la forma más simple de entenderlo es cuan disponible estoy yo para la actividad sexual, qué tan disponible está en mi cabeza. El deseo es amplio, incluye las fantasías y la imaginación.

Luego tenemos la frecuencia, que se puede decir que es una forma en que ese deseo se expresa, es una consecuencia, pero no son sinónimos. Una persona puede desear, pero no ser consecuente con la frecuencia por diversos motivos, por ejemplo cansancio, vergüenza, o por problemas de interpretación de las señales.

Otra cosa es la asexualidad. La asexualidad es la falta de atracción hacia la actividad sexual. No es querer poco, es no tener deseo. Siempre fue así y no te gustaría que fuera diferente.

 

¿Cómo se puede entender nuestro deseo?

Cada persona puede ser más inhibida sexualmente o más hipersexualizada, dependiendo de su personalidad. Esto depende del esquema sexual de cada uno, la cual se construye con las experiencia vividas, la disponibilidad, la personalidad, la orientación sexual, las hormonas y la relación con el cuerpo entre otras cuestiones. Cada esquema sexual es único en cada persona.

 

Podemos encontrarnos en cualquier punto de este abanico y nuestra pareja en cualquier otro punto de este abanico.

Cuando trabajo con parejas frente a esta situación, lo primero que indico es no hablar de sexo entre sesiones. Esta indicación suele generar alivio.

Este tipo de reproches entorno al sexo suele destruir a las parejas y hacer mucho daño. Por este motivo es clave parar este círculo vicioso de diálogo dañino y empezar a hablar de sexo en un entorno seguro como es la psicoterapia, aprendiendo a comunicarnos asertivamente para comenzar a reparar. Levantar la autoestima y trabajar para que haya simetría. Las dos posiciones son válidas. Es importante recordar lo frágil y sensible que es la sexualidad y el impacto directo que tiene en nuestra autoestima.

También en mi experiencia, cuando se acomoda la dinámica de pareja es posible que aparezca el “quiero querer” y ahí podemos empezar a trabajar sobre los inhibidores de esa persona. Entendamos de todos modos, que nunca dos personas van a desear con la misma frecuencia. Es más bien la excepción que la regla. Siempre es una negociación, un punto de encuentro. Hay que cuestionar las falsas creencias sobre el sexo y el deseo, hablar de la frecuencia real que se tiene y la frecuencia ideal. Es decir, rever cuales son las expectativas. No es lo mismo una pareja que consulta por este tema incluso teniendo sexo una vez por semana, que una vez cada dos meses, que hace tres años.

Por otro lado, una persona que está más en el extremo de los excitadores también tiene cosas para trabajar. Muchas veces esa busqueda de tener sexo es una forma personal de afrontar el estrés, el aburrimiento o nuestras emociones negativas. El problema con esto es que involucra a otra persona que quizá no siempre esté de acuerdo. Por lo cual necesitamos buscar otros recursos.

No hay que olvidarse que la frecuencia sexual es el punto de encuentro entre dos individualidades que desean. Es una obviedad, pero muchas veces creemos que la pareja nos debe sexo. Una cosa es expresar que queremos tener sexo, otra cosa es proponer y otra cosa es acosar. El deseo no es una necesidad irrefrenable, por eso hay que revisar la inhibición, pero también la excitación.

 

Consulta #2

Hola Lic, buenos días, cómo estás? Espero que bien.-

Te cuento que tengo 57 años, te descubrí hace unos 4 años, desde ahí te sigo, y siempre muy interesante todo lo que publicas, y aconsejas.-

Va mi consulta, estoy felizmente casado, pero estoy teniendo diferencias con mi mujer para la frecuencia para el sexo, la pasamos bárbaro, lo disfrutamos, pero no me estaría alcanzando con esta periodicidad de aprox. una vez cada 20 días, lo hablamos, ella me dice que se siente gorda, y para colmo yo vivo como se dice “alzado” jejej, consulte con mi urólogo, me realizó estudios endocrinólogos, y me dio que tengo muy alta la testosterona, no se como manejarlo y me pongo mal, ya que me estoy masturbando, pero no es lo mismo.-

Muchas gracias por tu atención y todo lo que haces por nosotros, tus seguidores.-

 

En esta consulta, se puede rescatar que no se está poniendo el foco del problema en la persona que no desea con tanta frecuencia. Socialmente se suele pensar que la persona con menos deseo es la patológica, y la que es mandada a hacer terapia.

Posibles soluciones:

  • La masturbación es una forma de satisfacción, pero mejor sin porno. Porque las imágenes aumentan la fantasía. Tenemos que tratar de que el sexo no esté tan disponible;
  • Buscar otras actividades donde canalizar y encontrar satisfacción;
  • Hacer actividad física intensa;
  • Hablar con el médico el tema hormonal;

 

Consulta #3

Hola

Muchas gracias por la oportunidad de las consultas, envío la mía:

Llevo 7 años casada y mi esposo nunca ha sido muy propicio a tener relaciones sexuales, me dice «que no es lo esencial en la pareja y que no ve tan necesario ese tipo de vínculo».

Yo siempre he abordado la falta de sexo como una problemática que tenemos porque me siento un poco frustrada al respecto… Aunque tengo que admitir que nosotros nos llevamos muy bien y disfrutamos de la presencia del otro, sin haber tenido un deseo sexual muy fuerte el uno por el otro (mutuo).

El caso es que llevamos ya 3 años sin acercamientos sexuales, salvo algún «juego» esporádico que he iniciado yo (2 veces en 3 años), pero cuando lo hablamos el lo asume como que es normal, dice que no ve necesario tener sexo.

En cambio, yo he manifestado que para mí es importante y tengo mis propios implementos (satisfayer, dildo, etc.).

El caso es que hace 3 meses me di cuenta que sí precisa sexo y se masturba en el baño viendo fotos porno… Lo cual lo asumimos los dos con naturalidad, pero me descoloca un montón que a mí no se quiera acercar de ninguna manera.

O que vea natural el no tener deseo por su pareja… (Para mí eso es problemático)

Hemos hecho terapia de pareja (un poco obligado por mí) y mejorado, pero lo de la sexualidad lo abordamos poco…

También he planteado abrir el matrimonio, pero no sé como prepararme para hacerlo y me da miedo sumar más dimensiones a algo que no sé si esté funcionando.

Nada estoy perdida un poco en el tema….

Muchas gracias

 

Como vemos, el deseo no es fácil de comprender. Podemos desear masturbarnos, pero no sentir atracción hacia las relaciones sexuales. A veces es difícil de comprender, pero es así. Tomo lo que plantea de “no ve necesario tener sexo”. Algo que se plantea desde el inicio de la relación y no se modifica.

Abrir la relación es un camino, un acuerdo posible. Desde el diálogo, la aceptación y el amor. Siempre se tiene que dar en relaciones que están funcionando así que quizá primero sea bueno comprender y aceptar que el otro puede no necesitar el sexo y el otro si, como lidiamos para que ninguno sea somitido ni excluido de su sexualidad.

Para poder llegar a este acuerdo, primero es necesario comprender cómo funciona el deseo en cada uno. Aceptarlo y luego acordar. Si sera solo sexo, donde, cuantos encuentros, si se va a hablar, etc.

Lo más importante es no perder de vista, si la relación es jerárquica, el cuidado de ese lugar de jerarquía.

 

Bibliografía consultada

  • Nagoski, E. (2015). Come as you are: The surprising new science that will transform your sex life. Simon and Schuster.